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sábado, 5 de fevereiro de 2011

A pulga de água / Water flea

Se alguém pensava que a genética iria  confirmar a supremacía evolutiva do ser humano, tem outro motivo para reconsiderar isso. Já se sabe que tal superioridade não depende do número de genes, mas de sua qualidade.

Porque, sob risco de ser antropocentrista, não parece haver dúvidas de que o ser humano conquistou estrucuras biológicas e sociais mais elaboradas que as da maioría dos outros animais -das plantas, nem se fala.

Porém, à medida em que se vão sequenciando espécies, fica claro que essa diferença deve  estar em outra parte.

      O último exemplo neste sentido é o da pulga de água (Daphnia pulex), um minúsculo crustáceo. Seu genoma,  publicado na Science, tem  uns 31.000 genes, enquanto o do ser humano tem 21.000. O trabalho foi dirigido por John Colbourne, da Universidade de Indiana, EUA

      É verdade que ls próprios pesquisadores advertem  que no genoma da pulga há muitos genes repetidos, mas isso é comum. E necessário, porque permite ativar umas zonas ou outras. Por outro lado, um terço parecem únicos.

      decepção está de acordo com outras, como o  ser humano ter praticamente o mesmo número de genes que o Caenorhabditis elegans, um verme que tem um milímetro de comprimento e 19.000 genes.



      Si alguien pensaba que la genética iba a confirmar la supremacía evolutiva del ser humano, tiene otro motivo para replanteárselo.

      Porque lo que está claro es que esa supuesta superioridad no depende del número de genes, sino de su calidad. Porque, a riesgo de ser antropocentrista, no parece que haya dudas de que el ser humano ha llegado a estructuras biológicas y sociales más elaboradas que las de la mayoría de los otros animales -de las plantas, ni hablamos

      Pero, según se van secuenciando especies, está claro que esa diferencia debe de estar en otra parte.
      El último ejemplo en este sentido es el de la pulga de agua (Daphnia pulex), un minúsculo crustáceo. Su genoma, que publica Science, tiene unos 31.000 genes, mientras que el ser humano tiene 21.000. El trabajo lo ha dirigido John Colbourne, de la Universidad de Indiana.

      Es verdad que los propios investigadores advierten de que en el genoma de la pulga hay muchos genes repetidos, pero eso es frecuente. Y necesario, porque permite activar unas zonas u otras. A cambio, un tercio parecen únicos.

      La decepción va en línea con otras, como que el ser humano tenga prácticamente el mismo número de genes que el Caenorhabditis elegans, un gusano que tiene un milímetro de longitud y 19.000 genes.


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